viernes, 7 de enero de 2011

El cantar del mio aceitunero

No se me ocurre mejor cosa que pasar las vacaciones de Navidad (¿se escribe con mayúsculas?) en contacto con la naturaleza, ¿no te parece? Qué bonito queda el viejo tópico del "menosprecio de corte y alabanza de aldea". Ah, la vida sencilla, apacible, en armonía, de la gente del campo. El aire puro, la regalada sombra, los verdes que te quiero verdes olivos... ¡Qué bien suena!, ¿verdad? Mira qué paz transmiten estos olivos centenarios, qué sabiduría traslucen, qué hermosura desprenden:

     
 


 


¿A que estás pensando en Miguel Hernández? Yo también me he emocionado muchas veces con el poema, sobre todo cuando lo canta la voz profunda de Paco Ibáñez:


ACEITUNEROS

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?


Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.


      Muy bonito y muy lírico, ¿a que sí? Sin embargo, si alguna vez has sido aceitunero de Jaén, o de donde sea, coincidirás conmigo en que el tono épico se ajusta mejor al tema. ¿No crees que un cantar de gesta es más apropiado? ¿No te pega más un verso largo, duro, pedregoso como esas seis horas eternas que dura la "peoná"? ¿No te imaginas esos epítetos épicos como "Juan Oliva, el que en buena hora tiró del fardo" o "el mio Pepe Luis Vareta, el gran porteador" o "Minaya Alvar Cogollos, mio varero meior"? ¿No parece que los versos agrupados en largas tiradas son como esas hileras interminables de olivos? ¿Las lanzas de los soldados no son como las varas de los aceituneros? El codiciado botín atesorado, ¿no son esos remolques colmados de fatigosa aceituna? Las cuadrillas de aceituneros, ¿no son aguerridas mesnadas? Lidiar con los garrotes y las estacas, en fin, ¿no es una heroica y durísima batalla?

  Pero nada, los poetas se afanan en lo lírico. Mira la octava real entre gongorina y hernandiana que ha escrito Antonio Morales, un poeta de Morón. El libro se titula Olivarium, me lo regaló Juan, el tabernero de casa Paca, y es una maravilla.

El armazón severo de tu frente
en rama madre labrará su muro
y el tiempo de la espera que no miente
robará soledades al futuro.
Porque el haz de tu brote reluciente
plateará tu fruto ya maduro
y el fructífero semen del peciolo
hará al envés del hombre menos solo.

4 comentarios:

  1. Veo que ya conoces a "Juanito" lo dicho veo que has tenido unas vacaciones calmadas. Un saludo Lucía.

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  2. Veo que mejora tu relación con los olivos. Piensa quedan como 350 días al año (más o menos) para que puedas hacer lírica, o cantar una gesta, de los muchos momentos maravillosos que vives (espero que en algunos esté yo cerca).

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  3. ¿Vacaciones tranquilitas no? :)
    Gran poema de Miguel Herdandez. Este poema,junto con el de "El esposo soldado", los recité el año pasado, sin duda uno de los mejores de todo el recital, y no porque yo lo recitase.
    Un saludo y hasta mañana.
    Belén.

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