miércoles, 15 de diciembre de 2010

Luces de Trueba

     La última película de Jonás Trueba (y la primera), Todas las canciones hablan de mí,  está llena de referencias literarias. Para empezar, Ramiro Lastra, el treintañero protagonista que pasea sus cuitas de amor por las cuestas de Madrid, ha estudiado Filología Hispánica. Va a publicar su primer libro de poemas y ayuda a su tío en una librería. Como no consigue olvidarse de su exnovia se encama con varias amigas de su círculo. Con una de ellas, y en tanto ambos descansan tumbados de lado en la cama después de haber hecho las bellaquerías, comparte un chicle. Cada uno muerde la pequeña goma de mascar por una punta y la estira hacia sí., de tal modo que sus cabezas se van distanciando
     ¿Qué te parece? ¿No te recuerda a Jardiel Poncela? En Las cinco advertencias de Satanás uno de los personajes dice algo así como que el amor es un chicle donde cada amante muerde por un lado y va tirando de la goma cada vez más hasta que uno suelta su parte y le estalla al otro en la cara.
     En otro momento, en un cuarto en penumbras, el abandonado relee las cartas que en el pasado le escribió su amada, y de repente, ¡zas!, aparece un mechón de su cabellera. "¡Oh dulces prendas por mi mal halladas!, parece decirnos con Garcilaso.
     También hay alusiones a García Lorca, a Milán kundera, a Martín Gaite..., todo en un ambiente muy madriles, con calles y plazas y cafeterías y fuentes.
     Pero sin duda alguna mi momento de mayor solaz es cuando una señora entra en la librería de segunda mano donde ayuda Ramiro, una de esas encantadoras librerías de viejo en que los libros se apilan sin aparente orden. Hay música, hay cachivaches y hay el tío de Ramiro, un viejo librero de enormes gafas y greñas de ceniza. El personaje y el lugar parecen salidos de la obra de teatro Luces de bohemia. El personaje, ya lo habrás adivinado, es el Zaratustra valleinclanesco:

La cueva de Zaratustra en el pretil de los consejos. Rimeros de libros hacen escombro y cubren las paredes. Empapelan los cuatro vidrios de una puerta cuatro cromos espeluznantes de un novelón por entregas. En la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero. ZARATUSTRA, abichado y giboso -la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente- promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna. Encogido en el roto pelote de una silla enana, con los pies entrapados y cepones en la tarima del brasero, guarda la tienda. Un ratón saca el hocico intrigante por un agujero. 

     En la peli la señora pregunta por una novela que la librería no tiene, y como insiste en conocer algunos pasajes de la trama del libro, el librero la despacha malhumorado. Ya está. La escena apenas dura unos segundos. Pero el homenaje a esta obra imperecedera te provoca un gozo impagable.
Lee la escena que pintó Valle:

Asoma la chica de una portera.-Trenza en perico, caídas calcetas, cara de hambre.

                                        LA CHICA
 ¿Ha salido esta semana entrega d´El hijo de la Difunta?
                            
                                        ZARATUSTRA
Se está repartiendo.

                                        LA CHICA
¿Sabe usted si al fin se casa Alfredo?

                                        DON GAY
¿Tú que deseas, pimpollo?

                                        LA CHICA
A mí, plin. Es Doña Loreta la del coronel quien lo pregunta.

                                        ZARATUSTRA
Niña, dile a esa señora que es un secreto lo que hacen los personajes de las novelas. Sobre todo en punto de muertes y casamientos.

                                         MAX
Zaratustra, ándate con cuidado, que te lo van a preguntar de Real Orden.

                                        ZARATUSTRA
Estaría bueno que se divulgase el misterio. Pues no habría novela. 


Escapa LA CHICA salvando los charcos con sus patas de caña. El PEREGRINO ILUSIONADO en un rincón conferencia con ZARATUSTRA. MÁXIMO ESTRELLA y DON LATINO se orientan a la Taberna de PICA LAGARTOS, que tiene su clásico laurel en la calle de la Montera.


     Se ve que aquellos tétricos novelones por entregas entusiasmaban a la gente. 
¿A ti qué te parece? Y Valle, ¿no es para entusiasmarse?
     En clase, cuando les hablo a los alumnos de alguna novela que no han leído siempre refunfuñan, porque no les cuento el final. Son como esa Doña Loreto la del coronel. Pero yo nunca desvelo el final. Estaría bueno que se divulgase el misterio. Pues no habría novela.

5 comentarios:

  1. Puri y Lola son dos sagaces lectoras de novelas por entrega, y ahí las tienes en sus diferencias. La una que no usa los guantes, la otra que se los pone hasta en los pies. Así que no me despaches tan rápidamente tal subliteratura, que a más de una hambrienta ha dado de comer, y ni que decir tiene de los filólogos a cuatro duros o que papan aire: hartitos están ellos de leer novelones y de ver arrayanes, Marianelo, que eres un Marianelo.

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  2. Me hubiera gustado verla contigo. La veré y después la comentamos.

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  3. Afortunadamente, nos quedan muchas películas todavía, jacarandosa.

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  4. Me convenciste ayer. Tengo muchísimas ganas de verla. Cuando la vea, comentamos, mientras tanto, me conformo con "Casablanca" el miércoles :)
    Belén

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  5. NO faltes el miércoles. Nos espera Bogart. Y no me refiero al hámster.
    UN saludo, campeona de la ortografía.

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