martes, 28 de junio de 2011

Alto jornal

Hace casi un mes que no aparezco por aquí, pero no creas que he estado muy liado.
No he hecho mucho. Apenas poca cosa: bebiendo un poco, poniendo notas, leyendo cosas y durmiendo por ahí, en cualquier sofá abandonado.
Como la noche es fuego y el sueño arde en los tejados de la ciudad, me he puesto a leer estos versos de Claudio Rodríguez:



            PRIMEROS FRÍOS
 ¿Quién nos calentará la vida ahora
si se nos quedó corto
el abrigo de invierno?
¿Quién nos dará para comprar castañas?
Allí sale humo, corazón, no a todos
se les mojó la leña.

La poesía de Claudio Rodríguez me gusta cada vez más. Lo leo solo de vez en cuando, y siempre me pregunto por qué extraña razón no lo hago más a menudo. No obstante, hay un poema suyo que sí he leído con frecuencia, porque me da serenidad o placidez o energía. ¡Que me da buen rollo, vaya! Además, como por primera vez me toca trabajar en julio, he decidido adoptarlo como lema personal.
 Es este:

               ALTO JORNAL
Dichoso el que un buen día sale humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado,
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.




Así que esto se va a acabar. A partir de ahora ni un solo día sin un verso de Claudio Rodríguez.