domingo, 22 de enero de 2012

Buenísimas influencias

"Lo leí aquella noche, en la cama, asustado y atrapado por la mugre y la desolación de sus páginas. Puedo recitarles poemas enteros que me aprendí entonces. Sylvia Plath me abrió las maravillosas puertas de la perversión. Sí, no se ría. ustedes, los españoles, y también los franceses y los italianos, han crecido en otra tradición y no son capaces de entender este deslumbramiento. Pero los que hablamos inglés no hemos tenido ni a Rabelais ni a Sade ni a Bocaccio ni a Quevedo. La mierda, el orín, el semen y los coños han estado siempre fuera de la literatura, y todavía hoy nos sorprenden mucho. Fíjese en los escritores de ahora. Sí, joden mucho, compiten por ver quién la tiene más larga, quién describe mejor las infecciones vaginales, quién expresa mejor el dolor que se siente al ser desvirgado por el culo con una polla de dos pies de largo y quién construye al pederasta más simpático y popular. Son como esas chicas de barrio que juntan un dinero, compran sin conocimiento todo lo que no ham podido comprar antes y lo amontonanpor la casa sin saber qué hacer con ello. No saben usarlo. Ni siquiera quieren usarlo. Sólo quieren saber que pueden. Qué demonios, llevan siglos reprimidos. Dejémosle follar como locos una temporada. No seré yo quien venga con reprimendas de viejo cicatero. Ya se calmarán. De todo se cansa uno, créame. Y hemos estado tan faltos de oscuridad, hemos condenado al desván tanta sensualidad y tantas maravillosas aberraciones, que debemos airearlas. Nuestros clásicos no supieron valorar la suciedad. Los suyos, sí. Cuando uno tropieza con una mierda en un texto de Quevedo, siente que está en su sitio, pero si coloca esa mierda en una pieza de tetaro isabelino, apestará tanto que tendrá que dejar de leer. Quizá lo escatológico esté latente en las caricias y los perfumes de Wilde; quizá esté insinuado en las alucinaciones de Poe, y enfermizamente oculto en todos esos cuentistas de terror de Nueva Inglaterra, pero hay que bucear tanto para encontrarlo que no merece la pena el esfuerzo. ¡Ni siquiera Carroll fue capaz de decir abiertamente que le gustaría follarse a las hijas de sus amigos y tuvo que inventarse ese retorcido cuento! Los anglosajones pedíamos a gritos romper los corsés y liberar todos los fluidos que llevaban generaciones retenidos. ¿Cree usted que el punk hubiera podido estallar en otro sitio que no fuera Londres, con sus veteranos de guerra y su five o´clock tea? Había que rajar la panza de Winston Churchill y esparcir sus tripas por las calles".  


   La cita es un poco larga, vale, pero no podía dejar de copiar este maravilloso párrafo de uno de los cuentos que Sergio del Molino reúne en su libro Malas influencias. El cuento del que extraigo este texto va de la muerte de la poetisa Sylvia Plath y de cómo un tal Herbert, estudiante y aprendiz de poeta, la acompaña en sus últimos días hasta el punto de que la ayuda, involuntariamente, en su suicidio. Abandonada por su marido, el poeta Ted Hugues, y después de acostar a los niños, Sylvia Plath escucha a Beethoven mientras bebe coñac. Este cuento, "Malas influencias", es el que da título al libro.
Esta es Sylvia Plath:



Uno, después de leer el cuento de Sergio del Molino, tiene ganas de leer la poesía de Sylvia Plath.
Y este es Sergio del Molino:




  Uno, después de leer a Sergio del Molino, tiene ganas de seguir leyendo a Sergio del Molino.
 En la imagen está apoyado sobre varios ejemplares del libro del que hablo, Malas influencias
 En cuanto lo compré, me fui a un banco del parque de María Luisa, uno de esos bancos que parecen hechos para sentarse a leer allí un sábado con sol de mañana.
  Por lo bucólico del paisaje, lo mismo pegaba más releerse las églogas de Garcilaso, pero es que de tanto Garcilaso también se acaba hartando uno.
  En los cuentos de Sergio del Molino no hay Nemorosos dando el coñazo con sus lamentos ni ninfas lamentando la huida de los coños.
  O mejor dicho, las ninfas y los salicio-nemorosos de sus relatos son más bien maltratadores, terroristas, esquizofrénicos, suicidas, asesinos o poetas con su pan desencantado. Todos, personajes que viven, o malviven, al límite, o al margen de lo que comúnmente y para nuestra tranquilidad hemos dado en llamar normalidad;  todos, en el fondo, personajes que sufren algún tipo de abandono.  
  Como los pastores clásicos del Renacimiento, vaya.

  El libro me lo consiguió Juanlu, el creador de ese hermoso proyecto que se llama Palimpsesto2punto0.
  Puedes entrar aquí para ver con más detalle de qué hablo: http://palimpsesto2punto0.com/
Palimpsesto2punto0 es una revista literaria digital y una librería y una editorial fantásticas donde se trata con mucha exquisitez a todo el mundo (puedo dar fe) y donde se destila pasión por lo literario (puedo dar fe: conozco a sus colaboradores habituales; con todos he hablado de literatura y con todos me he emborrachado).
  El promotor de todo este tinglado, el alma mater, es mi amigo Juanlu, que es algo así, para entendernos, como el Carlos Barral de Sevilla.
  Juanlu Gavala, antes que editor y librero, y antes que filólogo, enfermero y bombero, es también poeta, como Carlos Barral, el de la editorial Seix-Barral. 
 Así que ya veo a un montón de jóvenes autores, dentro de unos años, presentarse al premio Gavala de novela, que convoca la editorial Álvarez-Gavala. O al premio Palimpsesto de poesía.

  Sergio del Molino ha publicado sus Malas influencias en Tropo Editores. Tiene otros libros.
El restaurante favorito de Nina Hagen y Soldados en el jardín de la paz son también suyos.
Pero a lo mejor en un futuro publica con Palimpsesto2punto0.
Yo ya lo veo, ¿y tú? 
  A Sergio del Molino llegué por un artículo suyo que alguien había colgado en twitter. Mientras todo el mundo lloraba por el posible cierre del diario Público, él se dedicaba a comentar la carta a los lectores con que Jesús Maraña explicaba las causas del  inminente cierre.
  Me encantó. Su estilo, su rotundidad en la crítica al director del periódico, su desdén por la indigestión de sensiblería que saturaba las redes sociales esos días.
  Mientras todo el mundo garcilaseaba por el abandono a Público, él se centraba en la mala gestión de la empresa y en la falta de una verdadera calidad periodística en el periódico.
  Desde entonces soy seguidor de su blog, donde se habla con humor, ingenio y rigor de libros, música, artículos..., ya sabes, de esas cosas que nos permiten seguir tirando.
  No he podido empezar mejor el 2012: me encanta este tío.
  Entenderás lo que digo cuando te des una vuelta por aquí: http://sergiodelmolino.com/

Luego puedes agradecérmelo invitándome a un güisquito.

2 comentarios:

  1. Casi se me caen los pantalones de la emoción, amigo Víctor. Mchas gracias por esas palabras, de corazón. Pero sobre todo enhorabuena por esa bucólica y disfrutona mañana "modo parque". Esos momentos no tienen precio. Momento Hopper sin duda ;-)

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  2. Gracias a ti, Juanlu. Y por el libro sobre Vila-Matas que tengo en la mesilla de noche.
    Un abrazo, monstruo.

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